Tener miedo es útil. Tenemos miedo porque percibimos un peligro. Tenemos miedo porque nuestro sistema nervioso, de forma natural, se activa preparándonos para la lucha o para la huida. Cuando el peligro es real, el miedo es funcional. El miedo superado nos hace valientes al dar valor a nuestras acciones, como recuerda R. Tagore: “La lección más importante que puede aprender un hombre no es que en el mundo existe el miedo, sino que depende de nosotros sacarle provecho y que se nos ha concedido transformarlo en valor”.
El problema viene cuando percibimos algo como un peligro que no lo es realmente, o cuando infravaloramos nuestros recursos para hacerle frente y esto nos bloquea o nos hace evitar situaciones que, de no percibirlas de ese modo, podríamos superar sin dificultad.
El problema viene cuando percibimos algo como un peligro que no lo es realmente, o cuando infravaloramos nuestros recursos para hacerle frente y esto nos bloquea o nos hace evitar situaciones que, de no percibirlas de ese modo, podríamos superar sin dificultad.
Huir es la mejor respuesta cuando no tenemos recursos para enfrentarnos al peligro, pero esta solución, útil en algunas circunstancias, se convierte en un problema cuando es solo nuestra percepción y no la realidad la que nos hace tomar esta decisión. Como en otras muchas situaciones, una solución que es útil en algunos momentos y situaciones puede convertirse en un factor que genere el problema, lo mantenga y pueda llegar incuso a empeorarlo.
Cuando huimos o evitamos un peligro que no lo es, el miedo que sentimos se hace cada vez mayor y puede llevarnos a huir de cualquier dificultad, cada vez más pequeña, limitando así nuestra vida en muchos aspectos. “Mira al miedo de frente y dejará de perturbarte” dijo Sri Yukteswar.
Si la percepción de la situación es proporcional al peligro que esta representa, nuestro sistema nervioso generará una respuesta funcional que nos protegerá y el miedo que sentimos será útil porque nos guiará en la dirección adecuada: la lucha si evaluamos que tenemos recursos para hacerle frente, o la huida si consideramos que el peligro nos supera. Si nuestra percepción del peligro es desmesurada y no se corresponde con la peligrosidad de la situación, nos llevará hacia la huida, hacia la evitación que, de este modo empieza a conformarse como un problema y no como una respuesta adaptativa que nos ayuda a superarnos y a sobrevivir.
Si la percepción de la situación es proporcional al peligro que esta representa, nuestro sistema nervioso generará una respuesta funcional que nos protegerá y el miedo que sentimos será útil porque nos guiará en la dirección adecuada: la lucha si evaluamos que tenemos recursos para hacerle frente, o la huida si consideramos que el peligro nos supera. Si nuestra percepción del peligro es desmesurada y no se corresponde con la peligrosidad de la situación, nos llevará hacia la huida, hacia la evitación que, de este modo empieza a conformarse como un problema y no como una respuesta adaptativa que nos ayuda a superarnos y a sobrevivir.
Las terapias farmacológicas actúan sobre la respuesta fisiológica, es decir, sobre los cambios que nuestro sistema nervioso produce en nuestro organismo para hacer frente al peligro, pero no actúan sobre nuestra percepción de la realidad, verdadera clave del asunto. El problema no quedará definitivamente resuelto hasta que la percepción distorsionada no sea capaz de ajustarse de nuevo a la realidad. |
El miedo que tenemos que vencer es el que nos paraliza y bloquea, impidiéndonos utilizar nuestros recursos y que no nos deja desarrollar todo nuestro potencial. El miedo que nos hace creer que no podemos, que nos empequeñece ante la adversidad es el que tenemos que combatir para evitar que nos deje esas heridas profundas que no se ven pero que pueden dañar muy seriamente nuestra calidad de vida
Como dijo F. Pessoa: "Llevo conmigo las heridas de las batallas que he evitado"
Como dijo F. Pessoa: "Llevo conmigo las heridas de las batallas que he evitado"