Es frecuente usar metáforas de guerra para hablar de situaciones como la que el planeta entero está viviendo en este momento. El enemigo declarado, el COVID-19, es invisible, microscópico y no sabemos dónde está. Puede estar en cualquier parte, así que mientras no tengamos un método efectivo para defendernos de él lo más seguro es permanecer confinados en casa y ganar tiempo. Lo normal en esta situación es que respondamos con angustia, una respuesta emocional frente a situaciones que no podemos controlar y ante las que sentimos impotencia y vulnerabilidad. La angustia es una respuesta normal en estas circunstancias. Es una herida que debemos tratar adecuadamente para que no se convierta en un dolor mayor después de que todo pase. En ese momento, si la hemos tratado de la forma adecuada, podremos salir indemnes psicológicamente de la crisis. Los trastornos derivados de ella no se producen en el momento en que enfretamos al virus, sino después.
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Nadie tiene más poder sobre nuestra vida que nosotros mismos. Cualquiera de nosotros es capaz de construir la realidad que luego sufre. Darse cuenta de este hecho es el primer paso para evitar un sufrimiento que nosotros mismos hemos creado. Es preciso ser capaces de mirarnos desde fuera, pero ¿cómo puede lograrse eso? Las experiencias emocionales correctivas son la vía regia para cambiar nuestra percepción de la realidad y poder así adecuar nuestras creencias, nuestras expectativas sobre la realidad y con ello nuestra relación con nosotros mismos, con los demás y con el mundo. Esto transformará nuestra realidad y en ese momento podremos vernos desde fuera, mientras tanto será imposible pues sería como intentar desarrollar el concepto de azul en un universo donde todo es azul. Nuestros presupuestos sobre la realidad son tan fuertes e impregnan tanto nuestra vida que no nos permiten imaginar otras formas aceptables de verla. Solo a través de cambios adecuados en nuestra conducta podemos cambiar nuestros conceptos sobre la realidad y conseguir grandes efectos que nos ayuden a lograr una vida más satisfactoria, desaprendiendo así las formas aprendidas de amargarnos la vida. Descubriremos cosas que hasta ese momento no podíamos, ver, oír, pensar, sentir o decir. |
AutorLuisa F. Aguirre de Cárcer. Especialista en Terapia Breve Estratégica. Madrid-Centro. Archivos
Abril 2020
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